Oímos hasta la saciedad en
estos últimos años que en España hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades. Nos lo hemos creído de tal manera que tener una casa en
propiedad o poder pagar el alquiler todos los meses, que puedas llegar a fin de
mes más o menos, que te marches de vacaciones con tu familia, hasta casi poder
tener un trabajo ha pasado a ser una frivolidad.
El hombre necesita tener esa dignidad y no puede ser quitada por otro hombre. Tristemente
hemos ido perdiendo nuestra dignidad como ser humano poco a poco. Nos han
enseñado que debemos de trabajar y trabajar para ser buenas personas, personas
de provecho. Y digo yo ¿de provecho para
quién?
Hace tiempo que perdimos el
poder creativo que Dios nos dio. Trabajamos en cosas que no nos gustan y que
opacan nuestra creatividad. Hemos entrado en la filosofía en la que el pueblo
de Israel se incorporó cuando estaban en Egipto. Su precio era lo que valía un
ladrillo, cuanto más ladrillos hacían más valían. Mentalidad de esclavos. Y en
esta sociedad del postmodernismo hemos llegado al mismo lugar. Trabajar sin
parar para tener cosas que nos hacen creer necesitamos y de las cuales no podemos disfrutar. ¿Y
porque no podemos disfrutar? Porque estamos demasiado ocupados trabajando en
oficios que no nos gustan para tener dinero para comprar esas cosas que ni
siquiera nos hacen falta para vivir.
Dios les rescata, rescata
al pueblo de Israel, y les hace entender que ellos son seres humanos, que son
libres. Que su medida no es dada por lo que producen sino que su valor esta en
el hecho de ser seres humanos. Les hace valiosos en sí mismos, simplemente por
el hecho de ser. Pero esta sociedad vuelve a cosificarnos vez tras vez. Lo que
hacemos, tenemos y sabemos eso nos posiciona en un lugar o en otro.
Jesús nos habla
constantemente de que las personas son más importantes que las cosas. Que nuestro
precio está basado en que somos criaturas de Dios. En nosotros fluye lo
natural, lo físico pero también lo espiritual. Somos seres cien por cien
espirituales y en ello llevamos el ADN del Creador. Fuimos creados para crear y
disfrutar de la creación.
Tristemente nos hemos
acostumbrado a mirar hacia abajo como la mujer encorvada del milagro de Jesús,
ya solo vemos suelo, oscuridad y nuestra
vista se ha limitado a ver solo nuestros propios zapatos. O sino dime ¿Cuánto
hace que no miras al cielo e inventas figuras en las nubes, cuanto hace que no
te has parado a observar la estrellas, o
tal vez has echado un vistazo este otoño el volar de los pájaros
a tierras mas cálidas o el volar de las hojas secas dejando los arboles desnudos?
No somos maquinas. Dios nos
formo para crear y descansar. Y descansar para disfrutar de lo creado.
La cosificación del ser humano es el arma más
letal para destruir al hombre. Si dejamos de disfrutar de la vida perdemos
nuestra esencia de personas, nuestro aliento divino.
Párate ahora, estés donde
estés, y mira hacia el cielo. Por muy pobre que seas, por muy solitario que
estés, por muy enfermo que te encuentres….siempre tendrás un trozo de cielo al
que mirar. Y si no lo haces………estarás viviendo por debajo de tus posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario