Los pobres siempre estaran con vosotros

El Ejecutivo confirmó la desaparición de la ayuda de 426 euros que reciben los desempleados de larga duración que no tienen ya derecho al subsidio y que no disponen de ningún otro ingreso.

Según datos difundidos hoy por el Banco de España, en esa situación se encuentra el 40 por ciento de los desempleados, que en España superan los cuatro millones de personas.

Basándonos en estas informaciones, casi dos millones de personas en España, no recibirán ningún ingreso a partir de febrero. No digo yo que con 426 euros hicieran mucho, pero con nada se hace menos.

Suma y sigue, despidos, ERES, bajada de sueldo a los funcionaros y contratos semanales. Que es para morir de ansiedad, estar pensando cada semana si te volverán a contratar o no.

Ahora comprendo más a Jesús cuando dijo:”los pobres siempre estarán con vosotros”. Y es que para vivir muy bien, en esta economía capitalista y salvaje, otros tienen que vivir muy mal.

Desde luego que hablo desde la más profunda ignorancia en economía y como se dice: ¡Que osada es la ignorancia! Mi única noción de economía es  el libro  de “la crisis ninja”. Ya, ya sé que eso no es serio, pero es que yo no soy seria. Mi solución más profunda de la crisis económica sería hacer unos cuantos billetitos y repartirlos entre lo más pobres. ¡Falta dinero, hagan dinero!

Bromas e incultura económica a parte, esto es muy serio. Hemos estado años intentando concienciar a los políticos y a la sociedad de que se debe ayudar al necesitado. Que el que tiene más debe ayudar al que no tiene y cuando se lo empezaban a creer o más bien lo veían políticamente rentable, surge esta crisis pantagruélica.

Ayudar al otro, al más necesitado no debe darse como un regalo del rico al pobre, como una beneficencia o ni siquiera por sentido humanitario, sino porque es un derecho. ¡Si! Es un derecho de toda persona vivir dignamente. Y si un derecho, por extensión, debiera ser una obligación para la sociedad, es decir del Estado.

Pero en estos momentos cruciales y peligrosos, cada uno mira su propio ombligo y así difícilmente podremos sacar nada adelante, a no ser las “pelotillas de mugre” que podamos encontrar en nuestro propio ombligo.

Estamos en la nueva sociedad “la sociedad del paro”. Millones de jubilados de cincuenta y tantos años, con gran cantidad de años por delante, para vivirlos sin trabajar. Hombres y mujeres a los que durante años se les enseño que se vive para trabajar, ahora se les dice que no trabajen más, que ya no sirven. Y si  vivo para trabajar y ya no trabajo ¿ahora para que sirvo? Y miles  de jóvenes que se encuentran en paro antes de trabajar ¿hacia dónde pueden ir? Nos debieron enseñar que se trabaja para vivir, pero eso no era bueno para la economía ¿Como enfrentarse entonces, en estos momentos a que se vive, que no es poco?

La pura y dura realidad es que llegamos a la conclusión de siempre: en épocas de crisis la mayoría obrera y trabajadora se hace más pobre y los pocos, pero muy ricos, siempre se hacen más ricos a costa de la pobreza de otros.

Me horroriza pensar que los pobres son necesarios para mantener a los que obscenamente nos enseñan toda su riqueza. Y lo que más me aterroriza es pensar que para que yo pueda vivir en mi “sociedad del bienestar” en mi primer mundo otros tengan que morir de hambre y de sed.

Necesitamos poder vivir con dignidad para poder ser libres y eso se está complicando cada vez más en los últimos tiempos. Si no puedo tener un trabajo con el que sostener mi libertad ¿Qué me queda? Esperar que otros me den, es efectivo por un corto, muy corto, período de tiempo.

Si encontráramos políticos preocupados de sus conciudadanos, políticos que sienten en su propia carne los sufrimientos de los otros, eso que llamamos empatía, tal vez como mínimo darían esperanza para creer que poco a poco podremos salir de esto. Pero ese tipo de “animal político” fue extinguido hace tiempo…….mucho, mucho tiempo.