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jueves, 28 de junio de 2012

PEROGRULLADAS LAS JUSTAS




Una vez oí que el punto es el lugar donde se suicidan las frases. Y es cierto allí muere la idea o parte de la idea de lo que escribimos. Palabras y más palabras que fluyen una detrás de otra. ¡Y qué poder tiene la palabra! La palabra puede llevarte a soñar, hacerte llorar, reír, convertirnos en más sabios…. pero la palabra también puede dañar, saetear el corazón y hasta destrozarnos la vida. ¡Las palabras tienen poder! Con ellas podemos manipular o engatusar a unas personas, con ellas podemos sanar y levantar o otras.
Algunos cuentan verdades de Perogrullo  y crean sus propias profecías y perogrulladas mil. Cosas evidentes que caen por su propio peso, pero cuando uno es un poco Pedro Grullo se cree que invento la pólvora. Olvídate amigo, nunca seremos originales, siempre otro lo habrá dicho antes. Así vemos a muchos políticos perogrullando  y profetizando sin llegar a ningún lugar. El reconocer que no hay nada nuevo debajo del sol nos lleva a aprender humildad.
No me gustan las disertaciones pomposas y enrevesadas que no llevan a ninguna parte, prefiero lo simple, tal vez es que yo soy simple o simplemente es que estoy cansada de grandes parrafadas grandilocuentes (aquí he metido unas cuantas de Perogrullo). Esas largas exhortaciones de los que nos dicen lo que debemos hacer, que cuando escriben nos asustan diciéndonos que malos somos y proyectando sus propias frustraciones en nuestras simples vidas.
 Esto lo veo también en muchos escritos de cristianos, nos acusan, nos amedrantan y luego lo rematan con un versiculíto bíblico para darle a todo más sacrosanta posición y envolverlo en una seudoespiritualidad cansina. ¡Que el camino es tan angosto que tenemos que ir de lado porque sino no  pasamos!
No me gustan aquellos que siempre dan lecciones de impoluta doctrina, como debe comportarse todo cristiano creyéndose poseedores de la verdad absoluta cuando no aplican en su vida ni la mitad de lo que dicen. Siempre con el no uses, gustes, no toques…..
No me gustan aquellos que se atreven a juzgar a cualquiera con gran inquina y envolviéndolo todo en su charlatanería piadosa erigiéndose baluartes de la verdad. Queriendo ensuciar el testimonio de otros simplemente porque no piensan como ellos.
No me gustan los Absalones que se ponen en las puertas (porque tienen mucho tiempo libre y muy pocas responsabilidades), diciendo al pueblo: El rey no te puede atender pero yo sí y estoy muy preocupado por tus problemas. Mientras el rey se parte el lomo trabajando por su pueblo, caso de David, engatusando al pueblo en contra de la autoridad y pensando solo en su propio beneficio.
¡ No …no me gustan esas cosas! Me gustan las personas limpias, sin doblez y sencillas. Deseo que Dios me ayude a mirar mi propia “viga” y dejar de lapidar al hermano porque tiene una “pajita” en el suyo. Quiero ser mas como Jesús, que bien decía Él las cosas y que dulces eran sus palabras.
Palabras…..benditas palabras……que siempre que salgan de mi boca o de mi pluma sea para bendecir a otros.

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