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domingo, 20 de noviembre de 2011

Al azar de la vida

La violencia escolar, cada día más abundante, es uno de los fenómenos que más preocupa a los expertos. Los adolescentes han pasado de las bromas pesadas entre alumnos y pequeños actos de rebeldía hacia los profesores a lo que hoy se denomina como violencia escolar, algo mucho más preocupante. 

Los escolares entre 12 y 16 años son los protagonistas de los mayores episodios de violencia escolar. Según un estudio del Defensor del Pueblo español, un tercio de estos alumnos son víctimas de la violencia en las aulas: un 14% echa a faltar sus pertenencias, casi un 9% es amenazado, un 6,4% ha sido víctima de alguna agresión física y la mayoría sufren las burlas de sus compañeros en una u otra ocasión. 

En esta misma encuesta, los profesores manifiestan un clima de malestar generalizado que ha provocado que se hable de ellos como de profesionales en situación de especial riesgo para el llamado síndrome del "trabajador quemado". 
En la mayoría de los casos, la violencia de los adolescentes se gesta durante la infancia. Los expertos aseguran que existen varios factores de riesgo:

- excesiva permisividad durante la infancia.
- un ambiente familiar difícil en el que hay conflictos y/o problemas económicos.
- falta de relación afectiva entre los hijos y los padres.
- vivir en un barrio con un nivel de violencia elevado y altos niveles de drogadicción. 

Estos datos se pueden recoger en multitud de lugares en los que se habla de la violencia en las aulas. Los niños y jóvenes se maltratan unos a otros, los profesores son agredidos y adolescentes se suicidan viéndose incapaces de vivir en esta presión para su vida.
Frente a esto, debemos preguntarnos en que hemos fallado, esto no es violencia gratuita y tiene un origen muy cercano a nosotros.
La sociedad, lugar que debiera ser sitio de desarrollo para el hombre, lugar de progreso en las relaciones, se ha vuelto hostil a nosotros. Se ha transformado en un monstruo enfermo que nos destruye y se autodestruye a sí mismo.
El hombre ya no cree en el hombre e intenta subsistir sin ayuda del resto de los individuos.
Hemos sido engañados por nosotros mismos, hemos caído en nuestra propia trampa.
Nos dijeron que mejor vivir sin Dios, que éramos libres de toda atadura. Nos hicieron confundir la libertad y la igualdad con el "todo vale". No es necesaria la disciplina a los hijos, tenemos que ser sus "colegas" y dejarles tener relaciones sexuales a los doce años, irse de marcha hasta la madrugada , no respetar a sus profesores, abortar, darles todo lo que nos pidan, dejar que nos falten el respeto, no ponerles normas pero nunca ….nunca disciplinarles…….pobrecitos puede marcarlos para toda su vida.
Y ahora no hay quien tome control de la situación, los problemas crecen y no hay como resolverlos.
Los jóvenes necesitan límites, consejos, disciplina, orden, creencias, obligaciones, porque si no es así no podrán madurar nunca. Estamos creando una sociedad enferma y esta epidemia se extiende como la pólvora.
Pero como siempre queremos resolver el problema, pero no la causa, con lo cual, ni se resuelve el problema, ni se pueden evitar las secuelas producidas.
Alguien dijo "somos lo que comemos" pero yo creo que " somos lo que creemos".
Claro esta, que si pensamos que el mundo fue creado por la casualidad, el azar…….. debemos pensar que los niños y los jóvenes maduraran "al azar de la vida". Que prueben de todo, relaciones heterosexuales, homosexuales y "multisexuales"; que vivan como les de la gana; que no se interesen por la cultura y el estudio……que se diviertan... que son jóvenes; que beban alcohol hasta reventar; ………ya habrá tiempo para "sentar la cabeza"…..y para hacerse un transplante de hígado.
Como la sociedad y los sujetos que la forman no den la vuelta y vuelvan a Dios……vaya mundo que vamos a dejar a nuestros hijos y vaya hijos que vamos a dejar en el mundo. 

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