Hemos de partir de una
premisa, no todo lo que encontramos en internet es cierto y no todo lo que
leemos es fruto de un estudio exhaustivo de nada.
Las redes sociales no
pueden anular nuestra creatividad convirtiendo nuestras vidas en un “corta” y
“pega” de ideas inconexas y basadas en ficción.
Es bueno navegar por
internet y poder aprender y conocer más cosas pero tenemos que tener cuidado de
sobresaturarnos de información. El exceso de información contribuye a la
desinformación.
La
Universidad de Berkeley realizó un estudio que arrojó datos sorprendentes:
entre los años 1970 y 2000 se produjo cantidad de información semejante a lo
que los seres humanos originaron en todas las épocas anteriores, y se estima
que para 2020 la cantidad de contenidos crezca de forma exponencial.
Hemos
puesto en práctica los tres atributos de los divino: la ubicuidad, la
instantaneidad y la inmediatez. Estamos en muchos lugares a la vez, en el
momento y a una gran velocidad .No sé si esto nos interesa siempre. Tener
atributos divinos siendo humanos creo que nos puede bloquear bastante.
La mayoría
de los humanos son incapaces de conocer íntimamente a más de 150 personas. El
mundo occidental moderno se basa en lo virtual. Sacrificamos la conversación
por una simple conexión. Escogemos las fotos que más nos gustan, en las que
mejor salimos para crear un perfil perfecto de nosotros mismos.
Leí hace
poco que las redes sociales compren tres fantasías gratificantes para nosotros:
ü Podemos centrar la atención en donde queramos que este.
ü Siempre seremos escuchados.
ü Nunca tendremos que estar solos.
La idea es
“comparto luego existo”. Usamos la teología para definirnos compartiendo
pensamientos y sentimientos incluso cuando los estamos teniendo. Fingimos
experiencias para tener algo que compartir. Nos convencemos de que estar
conectados es no estar solos.
La saturación de información puede ser tan fuerte que nos quedemos
plantados en la incertidumbre y paralizados por el exceso de oferta, sin saber
de dónde obtenerla y sin tiempo para digerirla. Esto es como comer mucho y
rápido comida de no muy buena calidad. No sólo la abundancia, sino también la
velocidad a la que se renuevan los contenidos nos marean.
Entonces,
cómo sobrevivir mentalmente? En primer lugar, tenemos que superar el entusiasmo
infantil que Internet provoca de ser capaz de tener acceso a todo y hacer un
esfuerzo de contrarrestar todas las informaciones que recibimos. Debemos entender que información no es igual
que conocimiento y que es más importante lo segundo que lo primero.
Pero
es evidente que en nuestra vida cristiana también tenemos que tener cuidado con
esta sobre saturación. Nos llegan informaciones de aquí y allá, podemos ver
millones de predicaciones en internet y miles de propuestas del todo alejadas
de los preceptos divinos.
Como
cristianos debemos tener cuidado de tomar solo predicaciones “enlatadas” y no esperar la palabra “rema” que Dios tiene
para nosotros.
Con tanta información sesgada nos están saturando de informaciones únicas
que de tanto repetirlas comienzan a ser reales en nuestra mente.
Nos
hicieron creer que con la democracia tendríamos libertad de expresión y tal vez
es cierto, casi, se puede decir todo lo que se piensa. Ahora bien, no tenemos
libertad de pensamiento ya que se trabaja con ideas únicas, opciones únicas que
crean un pensamiento único que es peor que la no libertad de expresión. ¿Por qué
digo esto? Porque se nos informa desde
un solo punto de vista, una idea que nos lleva a uniformizar nuestro
pensamiento y creernos que eso es lo cierto sin llegar a reflexionar las ideas
por nosotros mismos.
El objetivo
sorprendente de Jesús era romper la
cárcel intelectual de los seres humanos estimulándolos a ser libres. El invita
a pensar en los misterios de la vida. Jesús reacciono frente a sus contemporáneos.
Estimulaba la inteligencia de las personas.
Aunque Jesús revoluciono el
pensamiento humano e inauguro una nueva
forma de vivir no se han incorporado a
las sociedades modernas. Hemos perdido el placer de vivir en la sabiduría. Uno
de los riesgos más grandes del uso de la
tecnología es que nos paralice el pensar.
Como ya dije la democracia
política crea libertad de expresión pero
no de pensamiento. El Maestro puso una escuela sin muros y al aire libre
y nunca decía donde estaría y aún así su área de influencia sigue hasta hoy en
día.
Las lecciones de Jesús son
aprender a perder, reconocer sus límites, no desear que todo el mundo gire
alrededor de ellos, romper el egoísmo y amar al prójimo más que a nosotros
mismos.
El libro de Hechos nos
habla de que un puñado de hombres y mujeres con una fe inquebrantable y a pesar
de la persecución llevo el evangelio a todo el mundo conocido. No eran místicos
pero estaban creando una contra-cultura, la cultura de Jesús.
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