Cuanto más conozco la vida
de Juan Wesley más me avergüenzo de lo poco que hago frente a lo mucho que
hicieron otros. Oro para que Dios me enseñe a ser como ellos y me haga más a su
Imagen pero también que me parezca más a algunos hombres y mujeres de Dios que
lo reflejaron.
El lema diaria de este gran
hombre era: “Haz todo lo bueno que
puedas, con todos los medios que puedas, en todas las maneras que puedas, en
todos los lugares que puedas, en todos los tiempos que puedas, a todas las
personas que puedas, cada vez que puedas”
Reflexionando sobre su vida
y su gran influencia en Inglaterra me hace meditar en estos nuevos mesías laicos que arengan a la gente con
citas bíblicas como “que los valientes arrebatan el cielo”, y son seguidos por
la multitud esperando su milagro. Es entonces cuando yo me pregunto que diantres hacemos nosotros los cristianos en nuestras
iglesitas levantando ídolos a los que
adorar (apóstoles, cantantes, predicadores modernos, cristianos de pose y propios
chiringuitos varios).
El movimiento avivador de
Wesley fue tal que se introdujeron leyes contra la esclavitud e influencio
tanto a la cultura británica que permitió que la pasión de Wilberforce contra
la esclavitud, se hiciese realidad.
Ellos con su movimiento
misionero cruzaron el océano Atlántico e irrumpieron en los EEUU con un gran
despertar. Después de esto casi todas las denominaciones protestantes estaban
involucradas en servicios sociales y dando respuestas a cosas tan importantes
como los derechos de la mujer, reforma de prisiones, educación pública….
Esta unión entre la iglesia
y lo social produjo una nueva raza de misioneros que marcharon a todos los
continentes del mundo.
Estos misioneros llevaban
en sus viajes Biblias, semillas y medicinas. Y como he leído últimamente hicieron
cosas como responder a la problemática de los trabajos forzados en el Congo y erradicar
enfermedades como sarampión y malaria. En la India luchar contra la quema de
viudas. Edificaron pozos y escuelas…. Esto son verdaderas misiones.
La iglesia de hoy debe
comprender la importancia de su papel en
la trasformación espiritual y cultural
de las naciones….porque nosotros somos los reformadores del siglo XXI.
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