Nunca os he hablado de mi abuela. Pero los objetos siempre evocan los recuerdos.Era una mujer excepcional. Salía por las tardes con una silla y su bastón se sentaba en el barrio (cuando en los barrios se hacían esas cosas) y tomaba el solecito. Rodeada de jóvenes que se ponían con ella a escuchar sus historias.No era muy mayor pero siempre la conocí de negro , con su pelo blanco en un recogido moño y riéndose con mi madre de todo. En mi mente está verla en la cocina de carbón haciendo comida. También sentada en el sillón de escay rojo , al borde ,viendo los toros en la tele y yo sentada detrás. O diciéndome "cuidado que viene la pisotones" , siempre la pisaba o tiraba algo...También recuerdo cuando me levantaba para ir al colé y me sobraba tiempo. Corría a su cama y me abrazaba a ella tocando sus arrugas del cuello...mi dulce abuela!
Pero lo que no sabéis es que dentro de ese cuerpo frágil y de huesos roídos por el reuma estaba la mujer más fuerte del mundo. Vivió en plena guerra civil. Su marido, mi abuelo, se fue a pelear en el bando republicano y nunca volvió. Lo último que supieron , según mi madre, es que cayó herido grave , les mandaban noticias de su gravedad hasta que un día dejaron de hacerlo y nunca más supieron de el.
Así se quedo ella ,joven y con cuatro hijos que alimentar en esa horrible posguerra, sobretodo para los vencidos.También ahí comenzó su calvario de idas y venidas al cuartel de la guardia civil ,que no creían que mi abuelo había muerto. Cuidando cuatro hijos y sacándolos adelante. Mi abuela fue guerrera, una luchadora , valiente. Nunca se casó y emigró del pueblo a Madrid y creo que fueron los años en los que más pudo descansar...esa era mi abuela de los héroes olvidados por la historia...
Creo que lo de guerrera y revolucionaria lo heredé de ella...
Por cierto la historia es más larga y mi hermano Mario Escobar la escribió en su libro " el país de las lagrimas"
"Morir. Es fácil desaparecer y dejar todo sin terminar, correr tras las estrellas, vivir en las cumbres de los cerros y aquí quedamos los verdaderos muertos. Los que no tenemos nombre, de los que nunca hablaran los libros; los olvidados. Yo también moriré sin tumba, como tú, esposo mío, en la fosa común de los desheredados, fusilada por el hambre, el miedo y la desesperanza."
"Morir. Es fácil desaparecer y dejar todo sin terminar, correr tras las estrellas, vivir en las cumbres de los cerros y aquí quedamos los verdaderos muertos. Los que no tenemos nombre, de los que nunca hablaran los libros; los olvidados. Yo también moriré sin tumba, como tú, esposo mío, en la fosa común de los desheredados, fusilada por el hambre, el miedo y la desesperanza."
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