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jueves, 11 de febrero de 2016

EL BASTÓN DE MI ABUELA


Nunca os he hablado de mi abuela. Pero los objetos siempre evocan los recuerdos.Era una mujer excepcional. Salía por las tardes con una silla y su bastón se sentaba en el barrio (cuando en los barrios se hacían esas cosas) y tomaba el solecito. Rodeada de jóvenes que se ponían con ella a escuchar sus historias.No era muy mayor pero siempre la conocí de negro , con su pelo blanco en un recogido moño y riéndose con mi madre de todo. En mi mente está verla en la cocina de carbón haciendo comida. También sentada en el sillón de escay rojo , al borde ,viendo los toros en la tele y yo sentada detrás. O diciéndome "cuidado que viene la pisotones" , siempre la pisaba o tiraba algo...También recuerdo cuando me levantaba para ir al colé y me sobraba tiempo. Corría a su cama y me abrazaba a ella tocando sus arrugas del cuello...mi dulce abuela!

Pero lo que no sabéis es que dentro de ese cuerpo frágil y de huesos roídos por el reuma estaba la mujer más fuerte del mundo. Vivió en plena guerra civil. Su marido, mi abuelo, se fue a pelear en el bando republicano y nunca volvió. Lo último que supieron , según mi madre, es que cayó herido grave , les mandaban noticias  de su gravedad hasta que un día dejaron de hacerlo y nunca más supieron de el. 

Así se quedo ella ,joven y con cuatro hijos que alimentar en esa horrible posguerra, sobretodo para los vencidos.También ahí comenzó su calvario de idas y venidas al cuartel de la guardia civil ,que no creían que mi abuelo había muerto. Cuidando cuatro hijos y sacándolos adelante. Mi abuela fue guerrera, una luchadora , valiente. Nunca se casó y emigró del pueblo a Madrid y creo que fueron los años en los que más pudo descansar...esa era mi abuela de los héroes olvidados por la historia...

Creo que lo de guerrera y revolucionaria lo heredé de ella...


Por cierto la historia es más larga y mi hermano Mario Escobar la escribió en su  libro " el país de las lagrimas"

"Morir. Es fácil desaparecer y dejar todo sin terminar, correr tras las estrellas, vivir en las cumbres de los cerros y aquí quedamos los verdaderos muertos. Los que no tenemos nombre, de los que nunca hablaran los libros; los olvidados. Yo también moriré sin tumba, como tú, esposo mío, en la fosa común de los desheredados, fusilada por el hambre, el miedo y la desesperanza."

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