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domingo, 7 de abril de 2019

Suspiros...

“Tiritas pa’ este corazón partio” ... el otro día recordaba este estribillo. Y lo recordé hablando con una persona que se siente sola, aunque en principio fue por elección, me comentó de su soledad y de cómo le hacía mella en algunos instantes de su vida. Realmente había momentos en los que sentía ansiedad y tristeza. Ella me lo explico así : “Últimamente suspiro mucho, suspiro sin darme cuenta, suspiro muy a menudo”
Me llamo la atención que relacionara la ansiedad que tenía con la cantidad de veces que suspiraba. Y no pare de pensar en ello en estos días.

La RAE dice que esto es un suspiro: “inhalación profunda que es continuada de manera inmediata por una exhalación y que, en ocasiones, se acompaña con un gemido”
Y hay ocasiones en las que es imprescindible hacerlo. Respirar profundamente y añadirle un gemido. Pensé en mi propia vida y reconozco que soy de suspiros. 
Es como si con el gemido saliera lo malo, como si nos volviéramos a reiniciar. Como si el dolor o la pena salieran con ese ruido, como si nuestra respiración hablara.

Me propuse investigar sobre esto, pensando en ello como algo muy literario y encontré que a Karl Halvor Teigen, de la Universidad de Oslo, le dieron el premio Nobel de Psicología en 2011 justamente por tratar de comprender por qué la gente suspira.

Llevó a cabo diversos estudios. En un primer experimento pudo descubrir que la mayoría de los participantes asociaban el suspiro con algo negativo. En un segundo estudio investigó la interpretación de los suspiros por parte de los participantes en cuatro situaciones diferentes, lo que mostró que los suspiros en otras personas eran percibidos como signos de tristeza, mientras que los propios suspiros eran vistos como una sensación de darse por vencidos.
Y en la tercera prueba, los participantes trabajaron en unos rompecabezas que en realidad no tenían solución, lo que generó intentos inútiles, generalmente acompañados de suspiros.
La conclusión a la que llegaron Teigen y sus colegas es que los suspiros suelen ocurrir en pausas que nos tomamos entre intentos infructuosos de llegar a alguna solución. Lo que resultó sorpresivo de los estudios de Teigen y colegas fue que la mayoría de la gente no recuerda haber suspirado, es decir, cuando lo hacen luego lo olvidan, no le prestan atención, algunos incluso llegaron a negarlo repetidamente incluso cuando se les dijo que varias personas lo habían presenciado.

Conclusión, asociamos el suspiro sobre todo con la tristeza o frustración y en ocasiones casi ni somos conscientes de ellos.
Dándome una licencia poética diría que solo los buenos suspiran. No me imagino a Hitler suspirando, pero si a Martin L. King.
Y pensé en Dios, El nos dio aliento de vida...suspiro sobre nosotros. Suspiro por amor, porque por amor también se suspira.
Habla un Salmo que nuestro suspiro no es oculto a Dios y en Lamentaciones, Jeremías pide que Dios oiga el clamor de sus suspiros.

Dicen que “el suspiro es el aire que nos sobra por alguien que nos falta” y en momentos es así. A mi me sobra mucho aire y me falta mucha gente.
Necesitamos suspirar para saber donde estamos y hacia donde vamos, necesitamos suspirar para volver a intentarlo, necesitamos suspirar para coger fuerza, necesitamos suspirar para no ahogarnos con las tristezas, necesitamos suspirar para que no nos dañen las injusticias, necesitamos  suspirar para no decir lo que diríamos , para no dañar, necesitamos suspirar para perdonar a otros, necesitamos suspirar para no tragarnos el daño, necesitamos suspirar porque estamos vivos.
En ocasiones yo lo hago cuando busco la paz de Dios y cuando quiero sosegar mi vida.

Cierro los ojos aspiro profundamente y exhalo mi rabia, mi frustración y mi pena y la saco con ese quejido, y entonces dejo que Dios me vuelva a dar su aliento de vida su suspiro de amor. Porque Dios no solo una vez soplo sobre el hombre. Dios respira una y otra vez sobre mi cada día y en muchas ocasiones oigo hasta su gemido. Porque El tiene siempre “tiritas para un corazón partio”Y entonces pienso que todo irá bien, que Dios siempre estará ahí  y es cuando mi corazón entra en calma, y suspiro de amor pero suspiro.

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