Cuando oramos para que Dios
nos hable, El nos habla y vaya si nos habla.
Meditando en el
mensaje sobre servir y dar, Dios me
llevo al texto de la tentación donde Satanás le dice a Jesús: “Todo esto te
daré si postrado me adorares...” a lo que Jesús le contesta: “Vete Satanás,
porque escrito esta, al Señor tu Dios adoraras
y a Él sólo servirás…”
Realmente todos los reinos
de este mundo y su gloria son de él y se los ofreció a Jesús. Parecería una
paradoja, Jesús tendría todo el poder y
la gloria sin pasar por la cruz ¿Por qué pasar por la cruz? ¿Por qué sufrir?
Pero El no anhelaba los
reinos de este mundo ni la gloria, entre otras cosas porque le pertenecen, y
sobre todas las cosas porque vino a este mundo por amor y eso es algo que
Satanás jamás podrá entender.
Porque El, mejor que nadie
sabe que lo más importante es el SER y no el TENER.
¿Queremos un
mundo basado en la acumulación y el afán por el lucro generalmente a costa de
los más débiles y empobrecidos- o queremos ser hallados por Dios ocupados en la
construcción de un mundo basado en la justicia del amor? Naturalmente, no se
trata sólo de compartir dinero, sino nuestro tiempo, talentos, dones,
ministerios y operaciones.
Una cosa está
clara, y es que una sociedad que no esté dispuesta a compartir es una sociedad
encaminada hacia la perdición.
Y por
ende una iglesia que no está dispuesta a compartir es una iglesia encaminada al
fracaso.
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