Oí una sencilla predicación, que no simple, donde una vez más el Señor confirmo que en muchas ocasiones los cristianos estamos en un nivel distinto al que Dios quiere que estemos.
Habló de la parábola de los obreros de la viña (Mateo 20:1-16), como cobraron el mismo salario tanto los que fueron a trabajar todo el día como los que fueron a trabajar solo una hora. Los primeros que encontró estaban buscando trabajo, el resto estaban desocupados.
Que injusto nos puede parecer ¿verdad? Pero es que esta es una comparación con el Reino de los Cielos. Y nosotros somos tan sindicalistas cuando queremos que hubiéramos denunciado a este hombre al sindicato de C.C.O.O. o de UGT. Yo doy gracias a Dios que conmigo nunca ha sido justo sino misericordioso ¡que hubiera sido de mí!
Y es que en ocasiones vamos al Rey como si fuéramos simples asalariados. Si caminamos así en nuestra vida cristiana podemos enfadarnos aún más, porque llueve sobre justos e injustos. Los que no conocen a Cristo y hasta los que reniegan de Él en muchas ocasiones viven bien y su vida no tiene mayores problemas.
Pero ¿Qué es vivir bien? ¿Tener dinero? ¿No tener enfermedades?
Para mi, vivir bien es tener a Dios cerca de mí, poderle llevar mis angustias y problemas y encontrar el seguro socorro en Él, que pueda orar en mi enfermedad para que me sane, que pueda consolarme cuando estoy en tribulación.
Vivir bien es saber que puedo estar a su servicio, a sus pies y en sus manos.
Yo no quiero sueldos del Padre, por la sencilla razón de que soy su hija y los hijos no reciben salario sino que disfrutan de su Padre y reciben su herencia.
Dios no me debe nada, yo le debo a Él, porque era de los desocupados. No fui a primera hora a buscarle, tal vez no sea el de las cinco pero casi. Entonces ¿Qué le reprochare yo? ¿Qué tuviera misericordia de mí? ¿Qué muriera por mis pecados? ¿Que me bendiga cada día? ¿Qué me escuche y conteste? Seamos serios………y agradecidos a Dios.
Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.
Salmos 73:17
Dios no paga sueldos, nuestra paga era muerte y ahora nuestro salario es el gozo de haberle conocido.
Mateo: 20:1-16
1Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. 2Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; 4y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. 5Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. 6Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? 7Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. 8Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, 12diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. 13Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. 15¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? 16Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario